Habitación O7: K, Ln and Lf

EDIT: Esta es la habitación de Katrina, Lunnäe y Lafister.
Pondré los mensajes de Lafister de su habitación citados y borraré aquella.

*Entro en mi dormitorio, cerrando la puerta con cuidado. Mi cuerpo avanza cansado hacia la cama. Ha sido un día agotador, pero por fin estoy en la academia.*
*Me tumbo sobre la cama sin deshacer la maleta. Sólo llevaba un par de prendas y mi diario. Ya compraría el resto en el pueblo más cercano. Observo la habitación. No hay nada que encaje con mi estilo. También tendré que comprar objetos de decoración*
*Cierro los ojos y pienso en Thomas y en el Diamante Rojo... Todo es un torbellino de ideas y de recuerdos. Empiezo a oír ruídos en la habitación de al lado. No me importó. Estaba tan cansada que tener vecinas ruidosas era lo menos importante en aquel momento. La música aumenta de volumen más y más*
*Me incorporo sobre la cama y observo fijamente la pared. Tengo la sensación de que alguien va a atacarme. Por si acaso saco la daga que llevo escondida en el bolsillo y me preparo.*

*Me levanto y camino lentamente hacia la pared. La daga sigue en mi mano, que la apreta con fuerza ante un peligro inminente. El sonido aumenta su volumen, con un ritmo embriagador que acelera los latidos de mi corazón*
*Me detengo a unos dos metros de la pared. El suelo tiembla bajo mis pies y mientras, yo, intento concentrarme. Agudizo mis sentidos lo máximo posible cuando veo que uno de los ladrillos de la pared salta. En ese momento, el sonido cesa.*
*Me quedo quieta, preguntándome qué está pasando. De nuevo el sonido vuelve, pero esta vez es distinto, pues se trata de una melodía. La pared tiembla. Puedo oír cómo las ondas de la música rompen las ventantas provocando una lluvia de cristales, que caen sobre mí, enganchándose en mi largo cabello.*
*Una dulce voz comienza a contar. Es potente y provoca unas ondas aún mayores, que dañan mis oídos. Rápidamente intento concentrarme en convocar a los espíritus para que protejan mis oídos. Pero no puedo, el sonido es demasiado fuerte.*
*Poso las manos sobre mi cabeza. Tiene que parar. Ese maldito ruido tiene que parar. Veo, como si se tratara de una proyección a cámara lenta, que la pared se está derrumbando. Tras ella, una vampira cuyo pelo es del color de la sangre toca la guitarra mientras canta, ajena al mundo real. Entonces, la vampira deja de tocar y se da cuenta de la situación. Sus labios se tuercen en una mueca desagradable, mientras sus ojos brillan con un tono rojizo.*
*Noto cómo la ira crece dentro de mi cuerpo y sin pensarlo corro hacia ella. Levanto la mano con la daga y me lanzo a su cuello. Pretendo acabar con ella y según las leyendas sólo hay dos formas de matar un vampiro: mostrándolo a la luz solar o decapitándolo.*

*Con la daga en alto observo a la vampira. Sus ojos se abren en una mueca de desesperación y excitación. Va a matarme, pero yo lo haré antes. Miro la ventana por el rabillo del ojo. Tal vez pueda descorrer las cortinas para que entre la luz del sol, ya que no podré decapitarla con un simple puñal.*
*Me acerco y forcejeo con ella. Quiero clavarle la daga pero me es imposible. La maldita vampira no deja de moverse. Por fin veo el momento adecuado para matarla. Avanzo el brazo, sosteniendo el puñal, pero ella me detiene. Agarra mi brazo con fuerza y por un momento temo que me lo arranque. Pero, en lugar de finalizar la batalla de forma triunfante, la vampira suelta mi brazo. Caigo hacia adelante, debido a la sorpresa.*
*La vampira cae al suelo, agarrándose la cabeza y con expresión de dolor. Parecía sufrir alucionaciones. Me acerco con decisión y vuelvo a intentar clavarle la daga, pero de nuevo detiene mi brazo en el aire. Se levanta y salto sobre ella. Nos balanceamos en el aire. Salto y caigo ágilmente en el suelo, mientras veo cómo la vampira sigue dando vueltas en el aire, intentando deshacerse de mí.*
*Corro hacia ella y clavo mi daga en su abdomen. La vampira se echa para atrás con tanta fuerza que traspasa la pared, cayendo en la otra habitación. Paso a través del hueco que ha dejado y recojo mi daga, caída junto a ella. Miro su abdomen, pero la daga no le ha producido ni un rasguño.*
*La miro desafiante. Su mirada sanguinaria me devuelve el desafio pero a la vez muestra la confusión que siente. La habitación está vacía. Me pregunto cómo reaccionará su propietaria cuándo vea la pared derrumbada. En ese momento, la puerta se abre y una chica pasa. Nos mira horrorizada. Así que así es cómo reacciona la propietaria de la habitación. *

[FDR: Perdón por el retraso. No he escrito mucho nuevo, pero no se me ocurría nada más]