DANIELLE OLIVIER HALE
Gritaba mi puerta. Me quedé observando mi nombre durante un buen rato antes de animarme a entrar. Alargué la mano, rozando apenas el pomo y lo giré.
Hice una pequeña mueca de horror al verla. La manera como la habían decorado... no pegaba ni una décima parte, que digo, una centésima parte conmigo. Suspiré. Bueno, ya tendría tiempo para decorarla después. Arrastré la maleta que me había puesto Katie, medía casi lo mismo que yo, y traté de subirla a mi cama. Imposible, pesaba demasiado, aún para un vampiro. Ay Katie... su obsesión por la ropa nueva a veces me dejaba mareada pero solía gustarme acompañarla a hacer shopping al contrario que a Marie.
Dejé que la maleta se desplomara contra el suelo de falsa madera y la abrí. Volví a hacer otra mueca. Iba a necesitar un closet más grande que la miniatura que descansaba en la esquina para poder meter toda la ropa y aún faltaba otra maleta que me esperaba en el cuarto de Katie. Será mejor que fuera a pedirle a Katie que me remodelara mi cuarto...
Antes de salir, saqué con sumo cuidado mi MacBook y la puse en el escritorio. Adoraba todo lo que fuera tecnológico aunque Katie y Marie me consideraran una loca por eso.
Eché un último vistazo a mi cuarto antes de apagar las luces y salir.